octubre 11, 2006

"Por amor al arte":
un tributo necesario


Una de las mayores torturas dentro del mercado discográfico, es escuchar de corrido los llamados "discos tributo", una loable iniciativa muchas veces se pierde debido a que los que "homenajean", lo hacen sin entusiasmo, obligados por los sellos y por debajo del nivel de los originales.
Por ahí dicen que el "cover" o "versión" es un arte, en que se mantiene la fidelidad a lo registrado, o bien se reinventa la canción. Pero por simple que parezca el desafío, muchos artistas se quedan a medio camino...
Ejemplos sobran. Ahí están todos esos tributos gringos, llenos de grandes nombres de la música, pero pequeños al momento de los resultados. Tenemos tributos a Ramones, Black Sabbath, Kiss, Metallica o Pink Floyd, que definitivamente nunca debieron ver la luz, en honor a sus inspiradores.
En Chile la cosa tampoco es novedad, existiendo irregulares álbunes dedicados a Violeta Parra o Los Prisioneros, por hablar de un par de iniciativas salidas de los grandes sellos transnacionales que buscan otra forma de vender más de lo mismo, bajo otra cara.
Frente a esta realidad, un proyecto nacido desde la región para realzar la trayectoria de uno de sus hijos artísticos ilustres a lo largo del país, como Congreso, no deja de tener importancia entre tanto centralismo autista y falto de carácter.
Las 13 agrupaciones convocadas por el sello de la Universidad de Valparaíso, Rosa de Los Vientos, están aquí por una cosa: un profundo sentimiento de respeto y desinteresada admiración frente a la obra de Congreso. Y esto se nota en que las versiones escogidas son por sobre el promedio que se esperaría en estos casos.
Lo mejor es que 12 de los grupos son de la región, por lo que nuevamente se demuestra el poder creativo que tiene la zona, por mucho que las instituciones oficialistas de la cultura intenten ignorarlo. Al final esta es la verdadera movida musical del Puerto, la cual con todo sus vicios es digna de la capital cultural de Chile.
En esto, que mejor ejemplo que la escuela silenciosa que por 35 años ha llevado Congreso desde su días de amigos en Quilpué, hasta la banda reconocida que recibió su merecido homenaje en el último Carnaval Cultural porteño, y que participó con elegancia y sutileza en el show del pasado Festival de la Canción.
Esa escuela silenciosa, es la que saca la voz con fuerza en este cedé, hecho como su nombre lo indica, sin mayor ambición que por "Amor al arte". A continuación desglosaremos como un bisturí sónico, las participaciones de las agrupaciones invitadas, usando como orden la cronología de las canciones escogidas.
Las joyas
"El Congreso" (1971): Los viejos punkies de 8 Bolas y los rockeros pesados de Templeman, se hacen cargo de "Vamos andando mi amigo", y "Rompe tu espada, vive la vida", ambas del primer vinilo de Congreso. Lecturas personales y directas, entroncan con el espíritu sencillo de esta placa, en donde la guitarra eléctrica es la protagonista. Como un indicador inesperado, es este instrumento el que paradójicamente recobra la iniciativa, como tomando una larga y esperada revancha. 8 Bolas logra una versión que bien podría pasar por original, y que se ajusta mucho a su estilo de "Genio y Figura". Por otro lado Templeman nos ofrece un rock tan clásico, como los cortes de este primer elepé, lleno de riffs que recuerdan la fuerza del instrumental "AAR", y esos guiños a la Hendrix de Fernando González.
"Terra incógnita" (1975): Uno de los discos más importantes del rock chileno, se tributa con la tradicional danza andina "El torito", realizada por los vientos de la Escuela Popular de Música de Achupallas, una iniciativa que demuestra que las poblaciones tienen más que ofrecer que delincuencia y tráfico de drogas. Por otra parte Los Hijos asomados, que vendrían a ser los hijos reales de los Congreso, se atreven con una bella e intima "canción de la Verónica"
"Congreso" (1977): También conocido como "El Café", este álbum es tan importante como su predecesor y nos entrega tres covers. Dos grandes canciones como "Los Elementos" y "Arcoiris de Hollín", corren por cuenta de Huechunche y El Ultimo Sacrificio Blusero. El combo de Quilpué que posee la influencia más evidente de Congreso antiguo (eschuchar el cedé "Enchufe") en su sonido electroacústico. Se aproximan bastante al original, con partes memorables, como el ancestral unisono vocal en la línea "antiguamente antes del reloj...". Por su lado los bluseros trabajan una versión instrumental con mucha onda. También destaca "El color de la iguana", por Lombriz Solitaria, con sus guitarras pesadas y su referencia a "Vudú Chile" de Jimi Hendrix.
"Viaje por la Cresta del Mundo" (1981): El disco más popular de Congreso, gracias a un hit como "Hijo del Sol Luminoso" de Joe Vasconcellos, nos ofrece un intenso Vim Rimso, con la jazzera "El Descarril", muy en el estilo de esta banda de fusión, que lleva el original a los 7 minutos gracias a las improvisaciones. Arenal se atrevió con
"Hijo del Diluvio", acercándose con respeto al original reemplanzando las partes de trutruka por guitarra.
"Pájaros de arcilla" (1983): Azules Encontrados reconstruye el mismísimo y bello "Pájaros de Arcilla", junto a Hugo Pirovic, vocalista original del tema. Simpleza y electrónica otorgan el especial sello de los Azules a este clásico a dúo.
"Para los arqueólogos del futuro" (1989): Los únicos seleccionados fuera de la región , son los 3 por Luka de Molina. El conjunto jazzero ofrece una vital versión del instrumental "Hasta en los techos", con inspirados vientos. A ellos se suma el Ensamble Xilos, grupo de percusionistas doctos dirigidos por el baterista de Tryo Félix Carbone, quienes reconstruyen el ruidoso y vehemente "Chatarras y cacerolas" del "Tilo" González, a punta de latones y fierros.
"La loca sin Zapatos" (2001): La Banda del Trole Blues se luce haciendo suyo "Arte de un pájaro". Todo el R & B del Trole es destilado por sus vientos, en una aproximación rítmica muy acorde al estilo del grupo que el año pasado ganara el concurso "Graba tu cedé" de la Universidad de Valparaíso.