abril 12, 2005

LUIS ALVAREZ Posted by Hello

Ensamble Stalker:
el horizonte está contra la corriente

Por René Cevasco

Overtura: Fundación, tradición e innovación

Los ecos de las bandas escolares reverberan entre las múltiples quebradas que limitan los cerros de Valparaíso. Como en cada mayo, los estudiantes ensayan las marchas que marcarán el paso de su desfile frente a la tumba de los héroes. Es otra tradición que rige a este puerto cosmopolita y buyente.
Y es que revelada en sus misterios y maravillas del pasado por el cronista y dibujante Lukas, o en su destino histórico por el poeta y fundador de Amereida, Godofredo Iommi; la ciudad marítima transita entre la fundación, la tradición y la innovación, con una identidad definida como en pocas partes del país.
Sin embargo, para quienes habitamos su geografía, o los que la observan desde la distancia, Valparaíso en el 2004 bien puede ser la imagen de la nostalgia y la decadencia de un edén perdido, al cual se llora y lamenta continuamente, como si el futuro no fuera posible tras la gloria desvanecida.
Así, los plañideros que ocupan tribunas para poner sus ojos blancos, hacen el peor de los daños al sepultar los pasos vigorosos que en la actualidad indican un camino concreto lleno de hitos posibles que entronquen con la fuerza del pasado...

Recitativo: Palabra y sonido

El poeta Marcelo Novoa (“LP”, “Minorías”, “Arte cortante”), “descubrió” los textos vanguardistas y e inéditos en su mayoría, de Alberto Rojas Jiménez (1900-34), Pedro Plonka (1896-1976) y Guillermo Quiñones (1889-1982); sobre los cuales Ensamble Stalker, realizó una transposición temática para crear tres piezas que toman el nombre de cada autor.
Stalker es liderado por el guitarrista Luis Alvares (ex Lafloripondio y Cuarteto Experimental con la soprano Eva Moltchanova), y cuenta con la sólida participación del el trompetista manco Alejandro Ibáñez, toda una leyenda en la escena regional.
Junto a una base rítmica de bajo y batería, y un universo sonoro ampliado a sonidos concretos, como multitudes humanas, campanas o copas temperadas, además de eventos aleatorios, se construye esta mirada más allá de los límites del horizonte del mar, como bien señala el término que da nombre a la obra: “Ultramarino”.

Aria: Un salto a lo desconocido

“Carta Océano” de Rojas Jiménez, desarrolla su infancia quillotana y su encuentro con el mar. Vagabundo y bohemio, perdido en París y muerto en la miseria en Santiago, Rojas Jiménez inspira un presagio de descubrimiento, desafío y aniquilamiento, que pronto desemboca en un tema violento, agresivo y valiente. No falta el tango, canto portuario de marinos errantes y prostitutas amantes.
“El Viento y la multitud en la metrópoli” de Plonka, destruye toda traza de tonalidad dibujada en la primera parte. Las fuerzas desatadas de la naturaleza se encuentran en Valparaíso. Son visiones futuristas (en el sentido de Marinetti), que impulsan la energía de masas dinámicas, como los Alisios y Boreales, que descienden desde los cerros para agitar a la activa urbe del plan.
Los samplers de los timbres etéreos de las copas, se funden sobre la abstracción de la guitarra preparada o intervenida con palancas, metales y objetos varios, que nos envuelven en un viaje por las alturas y calles del Puerto.
Con “La balada de la galleta marinera”, se retoma las referencias tonales, como un zumbido del pasado en las miles de voces muertas que evoca Quiñones, y que brotan hasta la actualidad entre las campanas del Turri, los silbatos navales o la marcha de trenes fantasmas en los galpones de la maestranza vacía.

Coda final

Este salto valiente es la épica de una ciudad viva y patrimonial. El que quiera escuchar, que escuche, y el que quiera leer, que lea; porque nunca más habrá vuelta atrás...

Contactos:
- Cedé: sitio web
www.ensamblestalker.tk o mail totoalvarez@entelchiler.net
- Textos: mail marcelo_novoa_n@hotmail.com


Interludio: Credo

En Chile el rock despertó en 1956. En la plaza Victoria, William Red y Los Roll Kings y Harry Show y Los Rock Time, imitaban a Bill Halley. Continuó con el “Pájaro Loco” tocando como Santana antes que él, en el Rock & Roll del Barrio Chino. Conoció el beat más sicodélico con Los Mac´s, en el multicolor 1967. Se fusionó con el folclore americano revelado por Violeta y propulsado por el LSD con Los Jaivas en 1970, o por la mirada más académica de Congreso de Quilpué. Se codeó con los punkies de Londres con Alvaro Peña Rojas, soplando su saxo en los 101’s. Cantó en 1985 a Satán con Belial, los metaleros en acción más viejos del país. Plantó el punk de garaje con 8 Bolas, transformándolo en el complemento perfecto a la lírica de Rokha. Se coronó en los 90’s, en la sofisticación, contundencia y de la vanguardia de Tryo. Transitó de la experimentación a la pachanga popular con LaFloripondio. De lo alternativo, se abrazó al jazz más bop y free con Pequeñas Partículas. Y se mordió así mismo la cola con Umbría en Calafate, en la unión de cueca y ruido del post rock actual.